miércoles, 12 de junio de 2024

GANADORES DEL CONCURSO LITERARIO CELEBRADO EN EL CURSO 2023-2024

El Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Padre Poveda (Guadix) convoca su tradicional Certamen Literario.

Los ganadores del concurso literario de este curso: 2023-2024 han sido los siguientes alumnos:

CATEGORÍA A. EL REINO DE LA NIEBLA.

AUTOR: LEONARDO ZHU


 

El reino de la niebla es un relato en el que un príncipe heredero tiene que vencer sus miedos ante la enorme responsabilidad que supone para él heredar el trono. El príncipe creía que nunca podría estar a la altura del rey, su padre y antecesor. Sin embargo, el rey Miguel le enseñó que bastaba con que fuera él mismo y buscara su propia forma de gobernar. Y así fue cómo el príncipe Carlos se centró en hacer felices a todos sus súbditos. Este fue el comienzo del mejor rey de todos los tiempos.

Dos características importantes se desprenden de este cuento:

La primera es la importancia de ser uno mismo.

La segunda es el esfuerzo por hacer felices a los que nos rodean.

Estos son los valores que el jurado ha destacado como aplicables a cualquier posible lector que quiera reflexionar sobre esta narración.

 

El Reino de la Niebla

 

Había una vez, en un sitio muy lejano un reino muy particular, el Reino de la Niebla.

Este reino se llama así porque todos los habitantes de este lugar tienen el cuerpo hecho de niebla. En este lugar tan particular vivía nuestro protagonista, Carlos, el príncipe de la Niebla. Carlos es el hijo del rey Miguel e hijo de la reina Sandra. Este reino estaba en su época de oro y por eso Carlos sentía una presión enorme, aunque solo tuviera dieciséis años. Su padre le había contratado muchos tutores famosos para enseñarle todo el conocimiento que necesita un rey, pero Carlos aún sentía que nunca podría ser un buen rey. Como lo era su padre.  

Este hecho lo sabía su padre, así que tuvo una charla con él mientras cenaban. El rey  le preguntó que por qué sentía tanta presión, así que Carlos le contó que a él  no le parecía  que pudiera ser tan buen rey como su padre, porque pensaba que él no era tan fuerte como el rey Miguel y nunca podría serlo. Su padre al escuchar todo lo que le contó su hijo, empezó a reír y le dijo que Carlos no tenía que ser tan buen rey como él, ni ser tan fuerte como él, solo tenía que ser él mismo y buscar su propia manera de gobernar. Estas palabras hicieron reflexionar a Carlos y se quedó toda la noche pensando hasta que llegó la hora de levantarse, pero él aún no había encontrado la respuesta que estaba buscando. A Carlos le costaba mucho encontrar su forma de ser, porque toda su vida se la había pasado intentando copiar a su padre y nunca había pensado en sí mismo ni había buscado su propia forma de gobernar, solo había estado entrenando y estudiando para no defraudar a su padre.

Mientras Carlos estaba paseando por su reino y viendo todas las caras de felicidad,

pensó:”Ojalá todos estén felices para siempre”. Carlos de repente tuvo una idea y ya había encontrado su forma de gobernar;  ya se había encontrado a a sí mismo. Eso fue: hacer felices a todos los que pudiera. Después de unos 10 años, Carlos ya tenía 26 y  estaba listo para gobernar.

Ese día fue el inicio del mejor rey de todos los tiempos.

CATEGORÍA B. BAJO LA MISMA ESTRELLA.

AUTOR: SAID MAENIA


 

Esta es una narración sobre la guerra y sus efectos. Después de leerla llegamos a la conclusión de que en cualquier contienda, en cualquier lucha armada jamás hay ganadores ni perdedores sino desgaste emocional y psicológico, confusión, peligro constante y muerte inevitable. Tan absurdo como esto...

El jurado ha valorado el concepto de “rehumanización” que se desprende del texto porque se opone radicalmente a la deshumanización que encierra cualquier conflicto bélico y también se opone a esa pérdida de sentido de la vida que toda guerra supone.

Desde este centro educativo trabajamos valores positivos que agranden la dimensión del ser humano y pensamos que este cuento contribuye a conseguirlo.

 

“Bajo la misma estrella”

 

Verano del 14, en un día caluroso, todos nos juntamos para cumplir nuestro deber. Estábamos Karl, Hanz, Freddie y yo. Nos dirigíamos hacia el tercer frente al noroeste. Estábamos ilusionados y con muchas ganas de defender nuestra Patria. En ese entonces teníamos 19 años, no éramos más que niños que se dirigían al matadero, en este juego de ajedrez nosotros éramos los peones. Sin embargo, aún no sabíamos lo que nos esperaba, así que marchamos contentos.

Al llegar, nos armaron y nos enviaron hacia la trinchera. Por ese entonces se decía que las trincheras eran los sostenes que mantenían en pie a todo el país, que en ella hombres valientes acababan con los bastardos de nuestros enemigos. Sin embargo, lo primero que noté es que esos hombres valientes se encontraban en estados deplorables. Su sonrisa y sus ganas de seguir se habían borrado en solo tres meses de contienda.

A nosotros no nos tocaba todavía ir allí. La primera misión que se nos encomendó fue la excavación de unos túneles que posteriormente se usarían para ataques sorpresa. La misión contaba con un alto riesgo, ya que nos íbamos a acercar a territorio enemigo.

Llegó el día y salimos en silencio en una oscura noche. Nuestro grupo estaba formado por un grupo de jóvenes y dos veteranos que harían de guías. Teníamos que tener mucho cuidado, ya que el territorio estaba minado, y un solo error causaría nuestra muerte. Afortunadamente conseguimos llegar a nuestro objetivo, así que comenzamos a desempacar y a preparar los cascos.

Mientras sacábamos las cosas pudimos notar una pequeña luz a lo lejos, así que nos preparamos para un posible combate. En ese instante, profundamente intenso y oscuro, sabíamos que no estábamos solos y que las consecuencias de nuestros actos serían perjudiciales. Franceses y alemanes nos encontrábamos en la misma zona, bajo la misma estrella.

De repente, sin darnos cuenta, se derrumbó la estructura que nos sostenía. Quedamos bajo escombros con nuestros acérrimos enemigos y no nos quedaba más que colaborar para sobrevivir. Aunque no nos entendíamos ni queríamos estar juntos, esas máquinas programadas para matar por fin pudieron rehumanizarse por un instante. Después de una noche logramos salir un tanto heridos y acordamos dar la vuelta y no mirar atrás. Sin embargo, un francés radical aprovechó esa ventaja para con nosotros, y ese ambiente tranquilo que había, se convirtió en segundos en una sangrienta masacre, que acabó con tres supervivientes.  

 

CATEGORÍA C. ATEMPORALES.

AUTOR: HUGO CRUZ.


 

En este relato destacan las contradicciones y el dolor que a veces producen los recuerdos. Destaca igualmente la soledad, el paso del tiempo y algo tan misterioso como una vieja caja de cartón que contiene la memoria y el pasado, una foto en blanco y negro y un salto temporal a los años 40, década en la que la protagonista de este cuento comienza a vivir su gran historia de amor. El jurado ha valorado la presencia de dos grandes temas como son el tema del amor truncado por la guerra y el de la muerte como punto y final, no solo para la persona que muere. Hemos considerado también, la construcción de la historia sobre una línea temporal en la que es frecuente hacer uso del Flash-back como recurso recurrente. Y por encima de todo, hemos estimado la utilización de un lenguaje lleno de figuras retóricas con las que el autor distancia el texto del lenguaje común y lo acerca a esa dimensión literaria que era justamente la que buscábamos cuando convocamos este concurso.

 ATEMPORALES

La sequía fue lo peor.
Era una fría tarde de octubre, tanto que me quemaba, mientras que el anhelo de su recuerdo me cortaba hasta el aire, como si de afilados cristales se tratase. Se meten en mis ojos, los llenan de sangre, solo me queda congelar mi mente para evadirme de este martirio.Avanzo sin rumbo, calle abajo como un mendigo, sin nadie que me espere al llegar a casa ni nadie que pueda notar mi ausencia. Algo me dijo que me detuviese enfrente de una tienda de antigüedades que juraría nunca antes haber visto. Había algo que me unía a aquel lugar, un vínculo que percibí como cercano, familiar. El responsable de la tienda me miró extrañado al entrar. Era un lugar frío y oscuro, creo que era la primera persona que allí entraba en mucho tiempo. Fue entonces cuando mis ojos penetraron en una vieja caja de cartón, cuyo polvo ocultaba las rajas que eran testigos del paso del tiempo. El dependiente no apartó la vista de mí pero, aun así, abrí esa misteriosa caja que tanto captó mi atención.
Sabía que estarías ahí, no es ninguna sorpresa que tu recuerdo me persiga. Una foto en blanco y negro, los años 40, dos personas enamoradas cuya mirada anunciaba la reciprocidad de su amor. Al pasar la página, encontré la foto de esa pareja sonriendo en el porche de su primera casa, no eran
más que dos novios subordinados a la ilusión de sus primeros pasos juntos, con toda la vida por delante.
El dependiente, mientras tanto, se aproximó a mí. Notaba su respiración cada vez más cerca, a la par que sus pasos hacÍan crujir la débil madera del suelo. Apoyó su brazo sobre mi hombro, con cierta empatía y amabilidad, como si pudiese entender lo que aquellas fotografías significaban para mí. Fue él quien pasó la siguiente página, descubriendo el recuerdo de una noche de baile y felicidad: la pereja se agarraba con fuerza. El vestido y el traje se fundían en una sola pieza. Era algo mágico.
Inevitablemente, una lágrima se escapó de mis ojos. Decidí cerrar el álbum de fotos, pues era mayor el dolor que me producía que la curiosidad de desbloquear aquellos recuerdos. Giré mi cabeza, me disponía a salir de aquella tienda, pero un sobre gris, fruto del paso de los años, se interpuso en mi
camino. Indicaba el año 1965, era su letra, el sello que me desvelaba el horrible lugar desde donde provenía y, por supuesto, contenía esa prometedora despedida que cada vez alentaba más las ansias del reencuentro. Me dispuse a leerla, hacía mucho tiempo que no sentía algo así. Estoy segura de que aún en los años 70, 80 o 90, seguiría esperando tus cartas, esperándote a ti.
El álbum de fotos que había cerrado volvía a estar abierto, nada me permitía desprenderme de ti, y tampoco quiero. Me hubiese encantado ver cómo continuaba aquella sucesión de imágenes, ver cómo nuestro pelo se volvía gris, las arrugas de nuestra cara enriquecían y llenaban de felicidad nuestro hogar y, sobre todo, cómo contaríamos a nuestros nietos la anécdota de una mujer a la espera del encuentro con su amado, pero ese encuentro nunca llegó. Solo me quedaban de ti
aquellas fotos encerradas en un álbum que no era más que el contenedor de una historia de amor irrumpida por la azarosidad del destino. Está claro que una guerra solo puede provocar destrozos y eso siempre lo supimos, pero debimos habernos percatado antes de que esa sería la última vez que te podría mirar a los ojos, de que ese sería nuestro último beso, y el último latido de mi corazón, que desde entonces no siente. Era nuestra despedida hasta la infinitud de mis días; tu muerte física, la mía interior... la Crónica de una muerte anunciada que nunca imaginé experimentar.
Como decía, la sequía fue lo peor, porque las flores que cultivamos juntos acabaron muriendo de sed.


Enhorabuena a los tres. Gracias por vuestra participación y por supuesto no os olvidéis de seguir escribiendo.

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