viernes, 1 de marzo de 2019

LOS GÉNEROS LITERARIOS

Escribir tres textos que toquen el mismo tema según las reglas de la narración. la lírica y el teatro. Os muestro los textos de Patricia De Haro.



·         Género narrativo
Entré corriendo en aquel frio hospital. Ese día había mucho tráfico: enfermeras corriendo de un lado a otro, camillas, celadores, médicos y visitas. Aquel día había más visitas de lo normal; supongo que no es más que otra consecuencia generada por los remordimientos que habitan en nuestra conciencia. Es curioso que solo mostremos el amor cuando las cosas empiezan a ponerse serias.
Como cada día, repetía el recorrido desde la puerta hasta la habitación 503. Conocía muy bien el camino; demasiado tiempo allí. Mientras andaba cabizbajo, pensaba en alguna historia tonta que contarte para así reírnos y poder normalizar la situación lo máximo posible. Cuando llegue, había un paciente nuevo: tu no estabas. Desesperado, pero intentando mantener la cordura, conseguí articular palabra:
            -Eh… creo que me he equivocado de habitación- dije con la voz entrecortada.
En ese momento vi a la doctora Díaz entrando por la puerta, con semblante serio. Un sudor frio me recorrió todo el cuerpo y, con el corazón en un puño, tragué saliva esperando algún tipo de explicación. Tan solo dos palabras bastaron y, aunque a primera vista tenían apariencia inofensiva, se clavaron en mi como puñales.
            -Lo siento- dijo.
Y el mundo se me vino encima, sabiendo que no pude despedirme; no pude contarte la historia tonta del día, y no pude oír tu risa por última vez.

·         



      Género lirico
Han pasado dos años, 730 días.
Las paredes susurraban tu nombre, pero todo estaba gris.
Había un ápice de esperanza, que tardó segundos en disiparse.
Otra persona, otra vida, ocupaba tu lugar, el lugar donde debías estar.
¿escuchas mis latidos? Dime, ¿los escuchas?
¿Por qué no luchaste un poco más? Dime, ¿Por qué?
Ya nada de esto vale la pena.
Sé que algún día nuestras risas irán al compás
De dos corazones que han dejado de latir
Mientras tanto, te quiero, todavía te echo de menos.



·         
      Género teatral
(Hospital. Mucha gente. Corre entre el tráfico)
CHICO: (pensando para sí mismo) Aquí es. Espero que se encuentre mejor que ayer y espero hacerla reír. (abre la puerta. Hay un paciente nuevo)
PACIENTE: Hola. ¿necesita algo?
CHICO: Eh… creo que me he equivocado de habitación (desorientado)
(Entra la DOCTORA DÍAZ. Mira a CHICO con seriedad)
DOCTORA DÍAZ: Lo siento

ME GUSTA/NO ME GUSTA


Este tipo de disparador funciona siempre. Solemos tener claras las cosas que queremos y las que no, lo que nos gusta y lo que no. Elena escribe lo siguiente:




Me gusta
¿Qué realmente me gusta? Podría decir cosas materiales, como los libros, la música, las películas…
Pero me enfocaré en lo que me gustaba.
Me gustaba que cada mañana al despertar, viera un mensaje tuyo, aunque suene cursi.
Me gustaba la manera en la que te preocupabas por mí, aunque actuara como una niña pequeña.
Me gustaban tus pequeños celos, aunque sean tóxicos.
Me gustaba la manera en la que me mirabas, aunque suene acosador.
Me encantaban tus besos, aunque fueran pocos.
Me encantaban tus ojos, aunque no fueran claros.
La manera que tenías de reñirme, cuando algo te molestaba.
La manera en la que me mimabas, como si fuera tu pequeño gatito.
Tus postres, ese toque dulce.
Me gustaba peinarte esa melena, me gustaba que cogieras mi ropa, que en esa noche me abrazaras, que me calmaras al llorar.
Realmente me gustabas tú. ¿Y tú? ¿Te gustaba algo de mí? Fuiste la única en conocerme por dentro y por fuera.
Dijiste que sí, que sí te gustaba, y que lo seguías haciendo.
Me gustó volver a hablar contigo, me gustó toda nuestra sinceridad, me gustó en volver a tener una bonita amistad.
A día de hoy me sigue gustando ese toque mágico de cada persona, cada una es diferente, y e gusta conocer, aprender, saber cosas nuevas.
Y lo peor de todo, es que me gustaría saber de ti.

Elena Requena Pérez.
1º Bachillerato B.




No me gusta
No me gustan muchas cosas, como el dolor.
Odio el dolor, sobre todo el que tú me provocaste.
No me gustó la manera en que nos gritamos.
No me gustó el ignorar el problema en vez de hablarlo, y todo empezó cuando me ignoraste.
Odié que fuera el último abrazo, la última palabra.
No me gustó saber que te olvidaste de mí.
No me gustó que me dijeras que ya tenías a alguien.
Odiaba todas esas indirectas, odiaba el pensar en ti, odiaba el extrañarte.
Odié que todo se rompiera, la odié a ella.
Odié leer la palabra adiós, y que dijeras que se acabó.
Y lo volví a odiar cuando rompiste la amistad.
Odié tantas cosas que hice, tantas cosas que tú hiciste.
No me gusta mi manera de pensar en esto.
No me gusta el no poder pasar página.
No me gusta el no encontrar a nadie para olvidarte.
No me gusta decir que me gustas.

Elena Requena Pérez.
1º Bachillerato B.

TRABAJAMOS LOS MICRORRELATOS


Los inicios están dados. Tienen que buscar un planteamiento, un nudo y un desenlace. Tienen que ser breves y además tienen que conseguir que el final sea impactante y despierte eso que llamamos Extrañamiento, en el lector.



El baúl de los juguetes está cada vez más vacío, el eco de las paredes se me hace escandaloso, y el estrecho sillón se me hace enorme.
Solía acurrucarme sobre el regazo de tu suave y sensible piel, escuchando fascinada tus grandes batallas, mientras mis manos jugaban al son de tus palabras con mis simples juguetes. Te hecho de menos abuelo, aquí me haces falta.
Miré hacia un lado de ese gran sillón, y aún con sus yemas de los dedos sobre mi pelo, vi una inmensa luz, y una gran voz que gritaba: ¡está despertando del coma!


Raquel Martínez.







El baúl de los juguetes está cada vez más vacío, al igual que el armario, lo retengo todo sobre las manos para tirarlos en la cama y empezar a ordenar. Tengo que decidirme, qué tiro y que dejo, cuales me serán útiles en mi nueva vida.
Cada pieza de ropa la doblo sutilmente y la guardo en la maleta. Ya van cuatro con esta. Cojo mi mochila y doy un último vistazo a lo que era mi habitación. Todo era tan perfecto y bien colocado y ahora está… vacía.
Bajo las escaleras, toda la casa se siente fría al verla sin ningún mueble a mi alrededor.
Rápidamente llego al coche y meto mi última maleta. Arranco el auto y miro la hora, solo faltan diez minutos para que exploten las bombas. Mi crimen está hecho, mi vida de sicaria ha empezado.

Elena Requena.



Era lo único que podíamos hacer por él, dadas las circunstancias…No queríamos hacerlo, sabíamos que pasaría, pero al verlo, él estaba tan asustado como nosotros. Mi amigo cogió el martillo y se lo acercó, iba a golpearlo, pero parece ser que él pensó igual y tenía un martillo que nos amenazaba.
Atacó… haciendo añicos el espejo.
Bien, ahora estamos en líos, mi madre nos escuchó. Adiós al ordenador nuevo que quería.

Elena Requena.



Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar. ¿Y qué podíamos hacer? Las reglas eran así, yo no las creé. Ella me veía asustada, me decía que no lo hiciera, miré a los demás esperando su respuesta: asintieron diciendo que lo hiciera.
Lo siento, pero, quiero ganar… Me la comí.
Gritó frustrada. No le quedaban fichas.
No es mi culpa que el parchís solo tenga cuatro fichas por equipo.
¡Ah! Te volví a comer otra, venga, echa para atrás.

Elena Requena.



COMPONER UN TEXTO A PARTIR DE UN COMIENZO

Les doy a mis alumnos el comienzo de un texto: HAY VENTANAS PARA MIRAR AFUERA Y TAMBIÉN LAS HAY PARA MIRAR HACIA DENTRO. Os dejo una muestra de lo que Elena , Raquel y Patricia han visto a través de esas ventanas.




 Hay ventanas para mirar afuera y también las hay para mirar hacia dentro.
Teníamos la misma conversación, pero ya nada es igual.
Teníamos nuestra propia canción, pero ya no la puedo escuchar.
 Me hablabas cariñosamente, y eso solo me destrozaba más.
 Pues mi felicidad disminuía al saber que con otra estás.
Al momento de saberlo, como una idiota actué, fui una chica orgullosa, y ahora sé que me equivoqué.
Todo mi alrededor estaba ardiendo, y tus palabras solo me enfurecieron.
¿Qué pasó? ¿Qué pasó? Se acabó.
Solo quería alejarte de mi vida, tal como hace un tren en su ida.
Y ahora me arrepiento, hice perder todo este tiempo.
Lo siento, sé que te fallé, y también te engañé al decir que lloré.
Creí que tendría una vida feliz sin ti, pero no fue así.
Fui joven, fui tonta para darme cuenta de que debí comprarte aquellas flores, debí darte mi tiempo, debí llevarte donde quisieras, porque solo querías bailar.
Y ahora estás bailando, pero bailas con otra que no soy yo.
Y aunque duela, seré la primera en decir que te amé.
Espero que ella te compre esas flores, te dedique su tiempo, te lleve donde quieras, porque recuerdo lo mucho que amabas bailar.
Que haga todo lo que debí hacer yo, cuando era tu amor.
Pero en un futuro sabré, que todo cambiará, pues la felicidad llegará igualmente.
Y a partir de hoy no pienso buscar el amor, pues antes de eso, debo amarme yo.

Elena Requena Pérez.
1º Bachillerato B.





Hay ventanas para mirar hacia afuera y también las hay para mirar hacia dentro, y es cuando nos fijamos, y pensamos, y decimos que…y sí, que para vivir a lo sencillo necesitaríamos un mundo en el que nunca nadie hubiese entrado normalmente, por lo que nos convertiríamos en las estrellas de ese cielo, cielo que muy pocos admiran, un cielo lleno de locura, un cielo resplandeciente, un cielo sonoro, un cielo estrecho y fugaz.
También podríamos dar luz a lo que viésemos que necesita ser luminoso; podríamos dar vida a lo muerto, vida; podríamos convertir las cosas en insignificantes, en nada o en algo; pero lo verdaderamente pendiente es una convivencia juntos, una convivencia en manada, sin pensar en problemas, sin pensar en lo inconveniente, puesto que si nos centrásemos en lo problemático, entraríamos en fase de alteración, y engaño, y desesperación, y amargura, por tanto ese nuevo mundo sería único, tan único para unos y tan simple para otros.
Observaríamos seres mitológicos, que vivirían en un bosque, bosque oscuro y brillante, bosque que encanta oscuridad que asusta, silencioso en el día, ruidosos en la noche. Estos seres tendrían grandes capacidades visuales, capaces de ver una hormiga desde Francia a Dublín, desde Roma a Pamplona.
Las personas seríamos ricas, tendríamos tanto dinero y tanta felicidad como nunca antes nadie había tenido, aún estando en un poco en estado anímico, pero por desgracia, cada sabio con su sabiduría.
A media tarde los ríos cantarán, y al anochecer los árboles silbarán. La tierra sería tan mojada como la lluvia, y el aire tan tenue y suave como brisas de verano, como terciopelo de guepardo.
Cada miembro viviría en su casa, en su calle, en su avenida, en su lugar; muy quieto, muy parado, pero en el mismo estado.
Nos mantendríamos para poder alimentarnos de la tierra que da los frutos, así que nos planteamos… ¿querría alguien como yo vivir en un lugar como este?
Acercaos y disfrutad, que soñar es una gozada.


                                                          RAQUEL MARTÍNEZ HERNÁNDEZ.1º BACHILLERATO B

  




Hay ventanas para mirar hacia fuera, pero también las hay para mirar hacia dentro.
Ayer, en sueños, miré tras ellas sin esperanza,
sin esperanza para hallar luz al final del túnel,
sin esperanza para salir de este círculo vicioso
que se hace llamar vida.
Resulta superfluo mencionar
que no me sorprendí al confirmar mis sospechas.
Ante mis ojos surgía una inmensidad azul, la gran inmensidad azul.
Las olas que susurran tu nombre me mecen
al compás de los recuerdos de aquella noche oscura.
Ahora, perdida, se me hace imposible encontrar
una razón para irme de aquí y despedirme de ti.
He sacado el coraje y las agallas desde lo más profundo y lo más oscuro, pero,
¿realmente valdrá la pena?
Antes de irme, espera,
¿acaso no eres capaz de ver la brisa que despeina nuestras ideas?
¿acaso no sientes el olor de la arena que queda detrás de ti, detrás de nosotros?
¿acaso no notas el sabor a sal que inmortaliza el morir en cada surco de tu piel?
Qué idiota, siempre esperé más de lo que debía esperar
de alguien que no cree en la compasión, de alguien que no cree en más allá de si mismo.
El problema de la ignorancia
es que convierte al egoísmo en un cáncer:
yo te di la vida y tú te la quitaste,
creando un vacío repleto de lo que pudo haber sido y no fue.
Pero basta de rencores, de odio, de ira, de venganza, de agotamiento, de perder el tiempo.
Ahí fuera las estrellas siguen brillando para que algún día las alcancemos,
como niños que logran sus sueños.
Hay ventas para mirar hacia fuera, pero también las hay para mirar hacia dentro.
Ayer, en sueños, miré tras ellas

y pude ver que, a pesar de haber sido efímeros, fuimos inconmensurablemente inefables.

Patricia De Haro

LA COCINA Y LA ESCRITURA


Mezclar cocina y escritura es siempre garantía de que el texto quedará bien elaborado siempre que los ingredientes sean de buena calidad. Os dejo una muestra de textos culinarios. Son alumnas de 1º de Bachillerato.


Llegué de la rutina, de la enorme monotonía, día tras día y algo nuevo pasaba en casa.
La cara de mi familia, especialmente la de mi madre, era totalmente descompuesta, era como si su alma hubiese dejado su cuerpo, era como si el sofá tuviese millones y millones de kilómetros profundos, muy oscuros, ya que su mirada en él no tenía fin.
Nadie me decía nada, todos se volvieron mudos en sus palabras.
Yo no entendía nada hasta que vi la foto de mi abuela entre dos velas negras muy muy grandes. En ese momento se me desarmó todo mi ser, se me desarmó el mundo entero, pero poco tiempo me duró esa enorme pesadumbre, al llegar a la cocina y saber que horas antes mi abuela había estado cocinando solo y exclusivamente nuestro plato de televisión :      roscos de huevo.

       RAQUEL MARTÍNEZ HERNÁNDEZ.   1º BACHILLERATO B.




Como cada noche, me dispuse a preparar la cena. Aquel día era un día especial, diferente, raro. Un día que rompería con la monotonía e inundaría nuestros cuerpos de adrenalina que forcejeaba por salir mientras intentábamos guardar la compostura en un intento fallido de sensatez.

Estaba claro que la ocasión merecía ser celebrada de forma especial, así que cambie mis planes en el último minuto, dándole un giro de 360 grados a mis esquemas, pero también a los suyos, para así poder ver como se le achinaban los ojos mientras sonreía y e decía ´´eres increíble´´, pues adoraba las sorpresas.
Mi madre siempre fue una gran cocinera: armonizaba rodos los ingredientes a la perfección haciendo que todos los sabores estuviesen ligados creando una maravilla culinaria tras otra. No tenía ni un restaurante, ni mucho menos una estrella Michelin, pero sin duda se la merecía por el cariño y el amor que le ponía a la cocina y a todo aquello que le importaba.
Rebusque en las repisas más altas de la encimera de la despensa y allí estaba su libro de recetas. Eché un vistazo rápido entre las paginas, ya deterioradas por el paso del tiempo y encontré una de las recetas que solía preparar con ella. Era una receta portuguesa de bacalao, bastante sencilla de preparar, pero muy original que seguro le sorprendería. Este plato fue su favorito durante nuestro viaje a Portugal hacia un par de veranos. Siempre que íbamos a comer, me echaba una mirada cómplice y me decía ´´elige tu mi plato, no es difícil acertar´´, y entre risas ambos decíamos al unísono ´´bacalao a bras´´ mientras el camarero nos miraba con cara extrañada; pensaría que estábamoslocos, pero ambos sabíamos que no hay locura más cuerda que amar y ser amado.
Mientras recordaba el viaje, fui desmenuzando el bacalao muy cuidadosamente intentado encontrar todas las espinas para que no tuviese problemas con ellas. Quizá le sobreprotegía demasiado, o quizá muy poco.
Corté las patatas y las freí en aceite muy caliente para que quedasen crujientes, pero no del todo. Antes de que estuvieran plenamente hechas, las saqué para saltearlas junto con el bacalao desmenuzado y, una vez que los sabores se habían ligado bien, estrellé un par de huevos para hacer el revuelto. Luego lo emplaté; estaba muy orgullosa de mi creación.
Cuando lo probé numerosas imágenes de mi niñez entrelazadas con recuerdos fugaces de los paseos por las estrechas calles de Lisboa se agolpaban en mi cabeza y se peleaban por conseguir el mayor protagonismo posible.
Mientras me arrepentía de no haber disfrutado más de aquellos momentos, puse la mesa y coloqué los platos, todavía humeantes.
Y esperé, esperé, esperé, hasta que dejo de reinar el silencio. Hasta que volvió a salir el sol. Hasta que la cena se enfrió. Y tú no apareciste.
Tal día como hoy ha pasado un año. Vuelve a ser nuestro aniversario y volveré a cocinar para ti con la esperanza de que vuelvas a casa diciendo que aún me quieres.

Patricia De Haro

RAZONES PARA ESCRIBIR.


Os dejo por aquí un texto de Patricia De Haro. 1º de Bachillerato B. El texto resume sus Razones para escribir.



Navegando entre mares de tinta y papel,
al encuentro de una liberosis desenfrenada
de emociones caóticas y sinceras.
Todo el mundo está viviendo su propia guerra, cuyos bandos son la misma persona
mientras buscan refugio en las trincheras de un par de palabras.
Sensaciones etéreas se posan a flor de piel,
haciendo ademán de eliminar el sentimiento de cobardía
que ha alquilado una pequeña habitación en el corazón,
y cuyo objetivo es recordar día tras día que las batallas no se libran así,
para que de esta manera haga aparición en sentimiento de culpa.
Pero, en ese momento, la sangre se transforma en valor, obligándonos a pelear
contra mil y un demonios,
para que sea posteriormente plasmado tal acto de valentía,
ya que, de algún modo u otro, todos somos valientes.


Patricia De Haro.

TEXTO A PARTIR DE UNA SERIE DE PALABRAS DADAS.


He pedido a mis alumnos que elijan palabras bonitas, palabras sonoras para escribir un texto. Han surgido palabras como ALEGRÍA-DISTANCIA-SOLEDAD-LÁGRIMAS-NOSTALGIA-ALMA-ESPERANZA-PESADUMBRE-DULCE-AMOR-FUGAZ-EFÍMERO-RESILIENCIA-ETERNIDAD-AÑORANZA-EGOISMO-EMPATÍA. Sobre esta base léxica hemos construido textos sugerentes. Os dejo por aquí una muestra que resume esta actividad de escritura creativa.


Es el momento en el que me siento, me siento incapaz de volver a andar sobre mi cuerpo, incapaz de volver sobre mis pasos, no puedo regresar, me siento pesada, me siento sola y triste, la alegría de mi ser ya acabó, terminó por completo, finalizó.
Es hora de mirar un lejano, algo a distancia, algo que no es próximo. Pisando fuerte en la soledad, me siento ahogada, no soy capaz de surcar sobre mis lágrimas, me voy hundiendo, poco a poco, me hundo en la nostalgia de las curvas de tu sutil y amado mundo.
Con el paso de los años, aprendí, que los ojos son el reflejo del alma, pero el pensamiento inquieto de no volver a mirar tus dilatadas pupilas, es una pesadumbre amarga, una pesadumbre que mata.
Tengo esperanza en el interior, dentro de mí, de que estés donde estés, tu parte buena, tus dulces sentimientos, no olvidarán que querer es poder, y que tu amor es más fuerte que todo ese ardor que trepa, trepa lentamente por tu cuerpo.
Hoy en día, tu recuerdo es tan fugaz que a la vez efímero. Mi resiliencia sobre ti, no avanza, aunque me repitan una y mil veces que todo no se tiene una eternidad.
La añoranza no es algo pasajero, pues el egoísmo de quererte solo para mí, me llevo a mi mayor pesar en la vida, hasta el fin de mis días.
Querida dama, estoy tan sola… no siento ni recibo empatía de nadie, no siento que nadie por ti moriría.

 RAQUEL MARTÍNEZ HERNÁMDEZ.   1º BACHILLERATO B.




Ese fue el ultimo día que te vi, añoro tu voz, como me mirabas, el poder que tenias de sacarme una sonrisa con solo una mirada.

Seria muy egoísta por mi parte decir que no te echo de menos.
Sentir que todo se acabó. Pero mi amor hacia ti nunca tendrá un final.
Recuerdo esos momentos junto a ti y soy incapaz de evitar que una lágrima caiga de mis ojos.
Hay una distancia que nos separa, la pesadumbre de saber que no estas inunda mi alma. Saber que no te volveré a ver es lo que mas me mata. 
Se que no hay una eternidad para todo pero eso no me consuela, tengo la esperanza de verte una vez mas para decirte lo importante que eras para mi.
Ese tiempo se me hizo muy efímero, pero en esos momentos no se me podía pasar por la cabeza que no e volvería a ver mas, recuerdo el ultimo hasta luego y todavía sigo esperando ese luego.
En estos momentos siento empatía con la soledad
pero siempre te recordare como una estrella fugaz dulce y alegre que surca por mi vida.

                                                                                                      -Natalia Martínez Osorio-





Soy incapaz depoder recordar el momento en que todo pasó, quiero surcar ese momento tan doloroso para mí. Pensarlo me da pesadumbre.
 Me haces sentir tonta, se derraman las lágrimas de mis ojos. A la vez de que siento nostalgia, también siento alegría, ¿por qué? Que alguien me lo explique. Quiero que tú que me hiciste daño tuvieras empatía. Desde que no estoy a tu lado, me siento con un estado de ánimo que se podría llamar soledad.
Me pregunto cada minuto y cada segundo, ¿Por qué tuviste que irte allí arriba sin decir nada? Prometimos estar una eternidad uno al lado del otro y tuvo que finalizar todo como si de una película se tratara.
Y pensar que antes de todo, solo dábamos importancia al egoísmo y no al dulce amor que teníamos en ese momento de crisis. Esta distancia me está matando.
Todo mi sentimiento, todo mi amor y hasta puse la mano en el fuego para que todo saliera bien, solo para ayudarnos a salir adelante con lo nuestro, pero tú te fuiste tan rápido como una estrella fugaz.
Tú no te has ido de mi mente, eso implica que tu alma no se ha ido de mi lado. Cada vez que te pienso recuerdo toda tu sonrisa mirándome. Yo sigo teniendo esperanza de que vuelvas, aunque sé que eso no va a pasar.
Nuestra relación no fue efímera, fue bastante duradera. ¿Por qué en el mejor momento tuviste que marchar?
Seré fuerte y tendré resiliencia. Tu añoranza me mata, vuelve.


Rocío Vílchez





Palabras…
Dicen que el amor es el sentimiento más grande que podemos tener, y a la vez, el más peligroso.
Tiene el poder de destruir, pero también el de crear.
Para mí, el amor más grande y más bello que hay es el amor platónico, porque amamos sin pedir nada a cambio, amamos porque así lo sentimos, amamos sabiendo que la otra persona nunca nos amará. Y nunca perdemos la esperanza, nunca nos rendimos, y siempre luchamos. Y somos incapaces de ver la realidad, ya que haríamos cualquier cosa por, aunque sea, una mirada suya.
Surcaríamos los mares para romper la distancia, iríamos al fin del mundo, solo por un respiro suyo. Y no nos damos cuenta, que lo que buscas de esa persona, siempre ha estado ahí, delante de nuestras narices. Pero estamos ciegos. Esa persona que siempre ha sido dulce, sintió empatía por ti en tus peores momentos, esa persona que siempre estuvo ahí, abrazándonos, alegrándonos, llorando con nosotros. Pero nuestras lágrimas no nos dejaban ver.
Por eso, te quería decir ‘gracias’. Gracias por haber estado ahí cuando te necesitaba, gracias por siempre darme un abrazo sin decir un porqué, por darme cariño y, por no dejar que me consumiera en la soledad.
Lo siento por todas las veces que te ignoré, siento que el tiempo estaba en mi contra y era efímero, mi alma pesaba y se escondía en una oscura eternidad, la cual no me dejaba salir adelante.
Y ahora siento alegría, mi corazón salió de la pesadumbre, y brilla como una estrella fugaz. Porque sé que estás aquí, conmigo, en las buenas y en las malas.
Recuerdo con nostalgia aquellos días, puedo salir adelante, pero perder la añoranza sería olvidarse, y no quiero perder una etapa de mi vida, porque, aunque sufrí, estabas ahí.

Estuviste desde el principio, y sé que al finalizar mi historia, también estarás.

Elena Requena.



TEXTO CON PALABRAS:
Siento esa tristeza dentro de mi, calándome hasta los huesos. Me siento como en un lugar negro, solo y frío donde una serie de sentimientos vienen a por mí, porque sé que no tengo suficiente resiliencia como para seguir sin ti. Un pilar, sí, eso es lo que fuiste en mi. Llegaste a mi vida como una estrella fugaz, desearía volver la mirada  atrás por un tiempo. Aún puedo sentir nuestras risas, nuestros momentos y nuestra alegría.
Sigo aquí en este lugar frío y oscuro, la soledad me acompaña, regresa la depresión y más recuerdos a seguir desgarrándome el alma, vienen las alucinaciones cargadas de egoísmo, pesadumbre y nostalgia.
¿Alguna vez te dije que surcaría los mares contra viento y marea para que tan solo me dijeses hola?
Vuelven las lágrimas chocándose contra la almohada con el miedo a que se vuelva más grande la distancia, al fin y al cabo parezco por dentro un dulce oso de peluche lleno de amor y de añoranza.
Cuando paso por tu lado soy incapaz de no sonreír, no soy capaz de decirte que te echo de menos, que estoy rota por dentro, que te quiero mucho, que cada momento que paso contigo se me hace efímero, que eres y serás un pilar fundamental para mi. De nuevo mis lágrimas quedan al descubierto y siento que no van a poder finalizar en una eternidad.
Lo siento, de verdad que lo siento, por tener este corazón tan sensible pero te quiero

María Ruiz.




He desperdiciado el tiempo surcando lo más recóndito de mis más oscuras y temillas pesadillas, con la esperanza de hallar una solución, algo a lo que poder aferrarme férreamente, sin ser plenamente consciente de que es la vida lo que se nos escapa como lo hace el tiempo en un reloj de arena.
Se deshace entre nuestros dedos a pasos agigantados, sin poder hacer nada para evitarlo.
Se esfuma entre los vestigios de un recuerdo anclado en el pasado: un recuerdo agridulce y amargo, que martillea, desgasta, erosiona y consume.
Puedo imaginar que todo está bien, que tú estás bien, pero engañarnos a nosotros mismos no es más que una excusa barata para poder sobrellevar y ocultar el dolor tras una bonita pero frágil coraza disfrazada de alegría.
Lo siento, soy incapaz.
Incapaz de camuflarme tras el egoísmo de una sonrisa que solo busca cumplir con las apariencias.
Siento que se te apaga el alma, y no puedo evitar pensar que es mi culpa. Un recuerdo fugaz, efímero, cada vez más confuso, más borroso, menos real: la melodía de un par de acordes de guitarra y el sonido de dos corazones que bombeaban empatía en una combinación casi perfecta de todos y cada uno de los latidos, para que, al finalizarel vals que crean tus dedos contra las cuerdas, uno de los dos corazones dejase de sonar, abandonando así al otro, ya roto, mientras navega perdido en un mar de lágrimas, nostalgia y añoranza.
Me gustaría ser capaz de manejar y cambiar los recuerdos que tengo almacenados a mi antojo. Quizá así la soledad y el vacío podrían ser saciados con el resplandor de tu mirada y el melifluo sonido de tu risa.
Has dado a parar con un ser en soledad, pero la resiliencia apagará la angustia y el dolor que me inunda cada vez que te pienso.
Ni siquiera recuerdo tu rostro: solo me queda el consuelo de saber que formaras siempre parte de mi
Ni quiera llegue a conocerte como habría querido haberlo: solo sé que la palabra amor se quedaría corta para definir lo que siento por ti.
Recuerda, esto no es más que distancia, algún día nuestros corazones descansarán juntos.
Todavía te siento.


Patricia De Haro