El programa se inserta en la acción Jóvenes Creadores en el Aula del Plan de Cultura Emprendedora. Propone conseguir que el profesorado propicie en el alumnado una reflexión personal y crítica sobre su tradición literaria, impulsando la creación de textos, como modo de construcción del propio pensamiento, de expresión personal y de disfrute.
Trabajo con los alumnos de 1º de Bachillerato que cursan la asignatura LITERATURA UNIVERSAL.
Empezamos con una actividad incluída en el nivel 1
Entre todos hemos seleccionado 20 palabras que nos gustan, por bonitas y por sugerentes. Una vez seleccionadas hemos quedado en que cada uno debe escribir un texto utilizándolas todas. La idea es obtener textos diferentes con la misma base léxica. Por supuesto se pueden utilizar otras palabras diferentes para reforzar los textos pero las obligatorias son las siguientes:
ESPEJO-NUBES-REINA-SEPTENTRIONAL-TERCIOPELO-OCÉANO-UNIVERSO-ATARDECER-NOCHE-LUZ-CASTILLO-MAR-VALENTÍA-MELANCOLÍA-LUNA-ZAFIRO-CIELO-MÁGICO-ANCLA-ESPERANZA.
Paso a transcribir el resultado que bien podemos considerar como una pequeña antología poética:
En un mundo
mágico
vivía él en
un castillo lleno de arena
estaba en la
orilla del mar.
Él mantenía
la esperanza de que
su amada
regresara con el
y aquella
noche, pasó algo extraño,
él que era
un valiente miró hacia el cielo
y vio que el
atardecer se acercaba y no
quería que
llegase la noche porque
su universo
se derrumbaba.
A la mañana
siguiente las nubes
desaparecieron
al recordar la piel
de
terciopelo de su amada y la
melancolía
volvió al ver en una cajita
el anillo de
zafiros que le regaló y
por la noche
con la luna llena vio
a los barcos
echar el ancla y decidió
viajar a la
zona septentrional de su país
para
encontrarse con ella y devolverle
su anillo en
señal de su amor, que era
tan grande y
hermoso como el océano
AINARA
MADRID
Frente aquel espejo ,
que reflejaba todo mi pasado
recordando aquellas noches
de melancolía y esperanza
en aquel castillo bajo aquella
luna de terciopelo
miraba aquel cielo mágico tan oscuro
como un zafiro.
Esperaba la llegada
de mi reina septentrional.
Cuéntale la llegada
a mi pequeño universo ,
valiente se quedo anclada
en aquel océano sin salida.
Aquella noche la luna brillaba
con la luz de mi reina ,
mi reina recordada
mi reina deseada
SILVIA MATEO
En un castillo junto al mar,
sentía una reina melancolía.
Aunque admiraba el cielo terciopelo de aquel atardecer septentrional,
mágico e inevitable,
la noche vio caer,
y con ella la luz de aquel zafiro,
anclado en el universo.
Era su ansiada luna a la que todas las noches observaba,
a la que envidiaba por su valentía de estar solitaria,
en aquel océano de estrellas.
Veíase reflejada en ella como un espejo,
deseando que llegue el día en que las nubes disipen
y llegue a encontrar un rayo de esperanza.
Aunque admiraba el cielo terciopelo de aquel atardecer septentrional,
mágico e inevitable,
la noche vio caer,
y con ella la luz de aquel zafiro,
anclado en el universo.
Era su ansiada luna a la que todas las noches observaba,
a la que envidiaba por su valentía de estar solitaria,
en aquel océano de estrellas.
Veíase reflejada en ella como un espejo,
deseando que llegue el día en que las nubes disipen
y llegue a encontrar un rayo de esperanza.
MARÍA TAPIAS
En un castillo septentrional, una reina se arregla su pelo de terciopelo
frente al espejo. Recordando el mar,de color zafiro, con sus barcos y sus
anclas, bajo el cielo mágico del atardecer, cuando la luz se apaga y cae la
noche con su luna bajo ese océano melancólico.
La reina ansía bajar de su torre con valentía y con la
esperanza de salir al universo de nuevas oportunidades.
PABLO ROMERO
En aquel castillo mágico,
envuelto por un mar de nubes se encontraba una reina, de ojos como zafiros y
pelo como terciopelo. Aquella noche brillaba la luna con una luz que se
reflejaba en sus ojos como un espejo.
La reina estaba
totalmente envuelta bajo un cielo septentrional donde brillaban colores de un
atardecer mágico, una noche de sentimientos con la esperanza, la melancolía y
la valentía de recuperar a ese amor que se quedó anclado en el pasado.
LOURDES
NAVARRO
Yo me perdí en el mar
reflejado en los espejos de tu cara.
Ese océano de zafiros
en los que yo me quise ahogar.
Esa luz septentrional aquel atardecer
recorriendo con mis manos el terciopelo de tu piel.
La timidez el único ancla que nos detenía
Pero guiados por una ciega y extraña valentía.
Y esa noche, con la luna por testigo
Aquella reina sin castillo
Por fin pudo amar.
Y ese cielo sin nubes,
ese mágico universo.
La melancolía y la esperanza
aún siguen en mi recuerdo.
Porque te amo, y te amaré,
y te seguiré amando por siempre.
Y aunque pase tiempo, aquí te esperaré
Perdida en mis sueños e ilusiones.
Ese océano de zafiros
en los que yo me quise ahogar.
Esa luz septentrional aquel atardecer
recorriendo con mis manos el terciopelo de tu piel.
La timidez el único ancla que nos detenía
Pero guiados por una ciega y extraña valentía.
Y esa noche, con la luna por testigo
Aquella reina sin castillo
Por fin pudo amar.
Y ese cielo sin nubes,
ese mágico universo.
La melancolía y la esperanza
aún siguen en mi recuerdo.
Porque te amo, y te amaré,
y te seguiré amando por siempre.
Y aunque pase tiempo, aquí te esperaré
Perdida en mis sueños e ilusiones.
Mª JOSÉ
CONTRERAS
La reina en su alcoba observaba el
reflejo de la luna en el espejo, una luz de color zafiro ilumina la alcoba,
parecía un universo mágico.
Su mirada se perdía en un mar de melancolía...
noches de esperanza, océanos de valentía...
Su castillo sobre el rocoso acantilado, rodeado de un hermoso cielo... de terciopelo, con nubes con formas de ancla y un atardecer septentrional bajo el hermoso horizonte.
Su castillo sobre el rocoso acantilado, rodeado de un hermoso cielo... de terciopelo, con nubes con formas de ancla y un atardecer septentrional bajo el hermoso horizonte.
LOURDES IBORRA
El atardecer con su mar y océanos, con sus anclas en los barcos y una
gran luna mágica en el cielo. En la noche, las nubes desaparecen pero las
estrellas aparecen, son como espejos. La reina en su castillo con una mirada
septentrional y llena de melancolía. El universo proyecta una luz de esperanza
y valentía. Los ojos de la reina eran como zafiros de terciopelo.
ANTONIO LEYVA
Una reina de
luz
en un
castillo de terciopelo,
veía la
noche desde el cielo,
flotando en
un mar de nubes.
Un mágico
atardecer.
El océano
color zafiro
servía de
espejo para la luna,
ese universo
septentrional.
Un ancla de
esperanza
ante la
melancolía de ese amor,
que mucho
dolor causó,
y ahora se
transforma
en el
principio de la valentía.
PRISCILA
MARCOS
Bajo
la luna septentrional
ahí
estás tú, reina de la luz
mirando
su mágico rostro en el universo
soñando
con los zafiros de su alma,
soñando
con su piel de terciopelo.
Las
nubes reflejadas en el espejo
echan
el ancla hacia el cielo
desgarrando
al atardecer eterno.
Océano
de esperanza, pájaro al viento.
El
caballero de la rosa en el pecho
se
despoja de su valentía en el suelo
cubriéndose
con la bandera del alba,
desflorando
la desnudez del deseo,
robando
besos de melancolía
a la
noche en su apogeo.
Castillos
de arena, mar en verso.
Dorma
DIANA
SÁNCHEZ
Confesión.
Querida noche
¿Puedo serte sincera?...
El cielo cubría,
las nubes rojas,
zafiros que me miraban
con melancolía.
En cada rincón gris
me llamaba la esperanza.
El terciopelo me
cubría...
me cubría
el pequeño espejo de la encimera.
Mirando por la ventana
vi la mirada del
atardecer
azul intenso como el
océano
morado y rojo como el
fuego.
Quería gritar de impotencia
al no tener valentía
alguna.
Lloraba y era un mar de
lagrimas
se me derramaban los
sueños de las manos
mientras que...
la luz mágica
desaparecía por segundos.
El castillo
septentrional de la reina
se rompía entre mis
pequeños pies.
El ancla tocaba al
son del universo.
Yo le tendí la mano a
ella
solo pude decir
Gracias LIBERTAD
por sacarme del
INFIERNO.
NORAH
MONTESINOS
En ese atardecer de
invierno, se hallaba la reina de aquel universo paralelo en su castillo con
vistas al mar. Al caer la noche el cielo se cubrió de nubes tapando la luna y
tiñendo el océano de color zafiro. La reina, salió al balcón a observar la
noche con mirada septentrional, con la esperanza de volver a tener un amor que
no se quedase anclado, un amor mágico como el que siempre había soñado. Empezó
a hacer frío y entró de nuevo en su habitación, se sentó en su tocador, se puso
su bata de tacto aterciopelado y comenzó a peinarse frente al espejo, con
melancolía de tener algún día la valentía de salir de su castillo para encontrar
su amor.
SHEILA ROMERO
Un universo mágico, con un atardecer bonito, vivía una reina
en su propio castillo, con el reflejo de la luz del espejo que se alumbraba
su propio rostro, su piel de terciopelo.
Todas las noches bajo la luna septentrional aparece el caballero con su
valentía de darlo todo por ella.
Océano de esperanza, mar azul como el cielo puesto el ancla de zafiro.
CARMEN CIFCI
Llévame, llévame lejos, recorramos mares y océanos, pero llévame.
Ayúdame a huir de este lugar, donde siempre es de noche y la luna nunca
brilla, donde lentamente se apaga la vela de tu esperanza.
No es fácil, nunca lo fue, pero ahora quiero huir y ver el atardecer.
En este pozo me hallo esperándote a ti, deseando ver el mágico sol,
deseando descubrir el universo donde nací.
Ojalá encontrar otra vez la luz, y enamorarme de nuevo del cielo y su color
zafiro. Quiero formar parte de aquel castillo donde reina el amor, aquel que se
hallaba en la frontera entre lo septentrional y lo meridional.
Adiós a la melancolía, tu valentía me salvó, ahora disfruto y el recuerdo
de ese sitio, en el olvido cayó.
Anoche por fin pude tocar de nuevo las nubes y su tacto aterciopelado, al
igual que ya puedo mirarme al espejo, y el antiguo reflejo jamás volverá, ya no
existirá.
Poco a poco todo pasó, y el sitio al que estaba
anclada desapareció.
SILVIA CASADO
Había una reina en aquel cuento, vivía en un bosque
septentrional lejos de la ciudad. Mirando aquel espejo, vio aparecer a su amado
que acariciaba su piel de terciopelo mientras las nubes se fundían en el cielo
siendo testigos del secreto del castillo, juntos pasaron el atardecer y la
noche de luna llena daba luz a ese amor con la esperanza de que el universo
nunca los separase. Eran valientes, luchaban contra mares y océanos por ese amor
que anclaba al uno del otro, se miraron a los ojos, el estaba enamorado de esos
zafiros, de ellos brotaba la magia de un amor secreto, pero la melancolía se
apoderó de la reina, todo había pasado, el noble caballero terminó su camino
cuando descubrieron su amor furtivo. Ella se apartó del espejo y siguió el
camino de su amado para volver a fundirse de nuevo en un lugar donde solo eran
ellos dos.
PASCUAL PORCEL
En aquel castillo,
En aquella isla septentrional,
En aquella isla anclada en el
fondo marino,
Un océano de nubes, cubría el
cielo,
Con la esperanza de ocultar la
luna,
Una melancolía que la reina traía
consigo,
Un universo distinto lleno de
valentía,
Algo mágico trajo consigo un
atardecer de color zafiro,
Una luz que iluminó la noche,
Una luz que es el espejo del alma
en el cielo
Una luz que es el
propio amanecer nocturno.
LORENA HERRERA
Y allí
me encontraba, bajo un manto de nubes que cubrían el cielo en aquella
noche mágica .
Sentada en la borda de aquel barco , con el mar de espejo ,
esperando tu llegada en aquel atardecer de terciopelo negro.
Y la luna con ojos de zafiro miraba con valentía aquella
melancolía que desbordaba .Y por fin al final del océano , una luz de
esperanza alumbraba el castillos , anclada de ilusiones y
sueños como un reina en aquel universo de amor.
NOTA: Todas las imágenes utilizadas están sacadas de la página de Facebook: El mundo en blanco y negro
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