jueves, 2 de mayo de 2019

GANADORAS DEL CERTAMEN DE RELATOS DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE GUADIX. DÍA DEL LIBRO 2018/2019

Os presento a tres de mis alumnas. Tres escritoras que han ganado El Concurso de Relatos que la Biblioteca Municipal de Guadix convoca para celebrar el Día del Libro. 

SARA FORNIELES- 2º DE BACHILLERATO-PRIMER PREMIO


-Vacío.
Abro poco a poco los ojos, tratando de ubicarme o poder recordar algo, todo a mí alrededor era de un brillante color blanco, los muebles, las paredes, el techo… incluso el hueco vacío a mi lado en la cama.
Antes lo ocupabas tú, ahora solamente queda la forma de lo que una vez fuiste. Lloré una y otra vez por tu ausencia, clamé a un Dios y a cientos, pero ninguno osó en responderme… atenté contra miles de papeles revueltos sobre un escritorio viejo allá por San Fernando. Corrí bajo la lluvia tantas horas como me lo permitieron mis pies, y ahora que te escribo, no habiéndome atrevido a hacerlo anteriormente, no puedo dejar de pedirte que vuelvas a mi lado.
Necesito ver el mundo como tú me permitías verlo, observar un viento azul y rojo que arrastraba marrones hojas en otoño o verdes en primavera; necesito sentarme contigo en aquel banco del retiro en invierno, con copos de nieve mojando el cuaderno donde te garabateo unas pocas líneas… ¿Por qué no puedo regresar?,  a ese entonces donde tú y yo éramos uno, donde el baile de los cisnes seguía nuestro ritmo, o cuando cada nota aislada de una melodía al violín suena como la bruma que nos abrigaba entonces.
Me incorporo en la cama, soñoliento y cansado de la misma historia de cada amanecer.
Entré en otro lugar y aún vestido dejé que mi cuerpo se humedeciese con las gotas que caían. Ya no tengo noción de nada, tan siquiera siento como el agua me roza bajo la tela, no difiero si es fría o arde, no veo donde me encuentro a pesar de que ya no es blanco todo lo que creo ver, cambió todo a un gris doliente y rasgante.
Salgo por la puerta principal, escuchando algo de mago de öz y me limito a poner un pie delante del otro perdiéndome en la distancia de ese horizonte que alcancé a tu lado, pero que hoy me parece tan distante… ya no ansío alcanzarlo, ya no sueño con conquistar el mundo sino con superar cada día y seguir respirando.
Llego a un paraje, aún temprano, donde creo que es el lugar en que debo estar… Percibo que alguien me saluda, pero no hay nadie en realidad, siento que cuanta más gente me rodea más solo me encuentro y más silencioso es mi grito desesperado.
Me siento y paso horas y horas viendo a diferentes personas entrar, salir y mientras tratan de llamar mi atención pero ante mi negativa comprenden que resulta inútil.
Hay un momento donde las otras personas se levantan y se van, a mi hay algunos que me arrastran fuera, y me pregunto, por qué no permanecería soñando esta mañana, soñando con esos recuerdos que me atormentan mientras te pienso, soñando que la mujer alta se echó a reír, y me señaló con el abanico, cuál si hubiese leído en mi pensamiento y denunciase al público mi cobardía, como si la muerte de una parte de mí fuera causa de mofa, burla y dolor.
Al fin acaba ese periodo de tiempo donde sin sentir nada creo hacer algo.
Después de tu marcha todo entró en una tensión constante, agravando el azabache por momentos.
Pasaba por la vida como aquel observador que la ve desde fuera, no como el protagonista de mi propia historia… Todo lo que hacía era por inercia, porque alguien me instaba a continuar, porque aún sentía la huella de nuestro pasado, de lo que una vez fuimos…
¡Respóndeme! ¡Maldita sea! Necesito que vuelvas, me siento como aquel adolescente que pierde a su primer gran amor, como ese bebé que es arrebatado de los brazos de su madre, como el desterrado que añora su patria. Mas sólo soy un pobre poeta que ha perdido su inspiración, sin ella, cada día se repite, es del mismo y deprimente color…
Continúo bajo el amparo de la negra pena que me envuelve y que hace que cada creación sea una gran nube de fría lluvia de carbón. Aún sueño con esa alta mujer, que ridiculiza el bloqueo de un poeta.
Miraré una última vez el horizonte, te extrañaré siempre, puede que jamás vuelva a escribir como una vez lo hice, alejados ya todos los colores, incluso los penetrantes blancos y los dolientes grises, ahora, mientras me alejo hacia el crepúsculo, únicamente me acompaña el color negro, el bloqueo de un autor.


Sara María Fornieles Verdugo. 2 Bachillerato B. IES Padre Poveda.


NATALIA CORTÉS- 1º DE BACHILLERATO- 2º PREMIO


Verdades.

Esa hipocresía que tienes que, andas como si todo en la vida estuviese girando entorno a ti.
Esa mala costumbre que tienes de hacer ese buen papel de víctima para que todos se apiaden de ti, te tengas lástima e intentas quedar bien con todos, cuando la único que estás consiguiendo es que la gente se aparte una y otra vez de ti.
Te sientes desolada, ya nadie te presta atención, puesto que se han dado cuenta que tu papel de víctima ya está demasiado usado hasta para ti.
Miras y miras a la gente, miras a tu alrededor, y te das cuenta que te has quedado completamente sola.
Tristemente, te ves obligada a juntarte con aquellas personas que tanto criticaste.
Tú, que tan segura estabas de tus mentiras.
Aquella mujer valiente se había derrumbado, aquella mujer se había quedado completamente sola por sus malas decisiones.
Aquella mujer alta que se echó a reír, y me señaló ignominiosamente con el abanico cual si hubiese leído en mi pensamiento y denunciase al público mi cobardía, se dio cuenta de que la única cobarde era ella.


ELENA REQUENA-1º DE BACHILLERATO- TERCER PREMIO


Ellos decidieron.

Año 1853
—Señorita Terrance, tenemos que salir ya a la fiesta privada del Duque Molinten.
Me arreglé el vestido y volteé a ver a Sebastian, mi mayordomo.
—Enseguida.
Volví a mirarme al espejo, este vestido apenas me dejaba respirar. Mientras daba los últimos retoques, mi madre entró– Victoria, ten mucho cuidado –se acercó a mí–. Contrólate.
—No te preocupes madre, todo saldrá bien –aunque no quisiera.
Camino a la casa del Duque, mis nervios aumentaban, tenía que actuar con cautela.
Bajé del carro, yendo hacia la entrada principal de la casa donde se encontraban la mayoría de los invitados.
Y allí, parada frente todos, la vi.
En cuanto me vio, gritó furiosamente.
El resto de personas quedaron en total silencio, expectantes.
—Usted –la mujer alta se echó a reír y me señaló ignominiosamente con el abanico, cual si hubiese leído en mi pensamiento y denunciase al público mi cobardía– ¿Cómo se atreve, semejante abolición de la naturaleza, presentarse después de semejante horripilad? –la única que lo sabía, a parte de madre; la única que me odió desde mi nacimiento, porque el Duque tenía sus ojos en mí, y ella en él. Siempre intentó acabar conmigo, y ahora, después de lo que vio, lo tenía puesto en bandeja. Todos allá dentro me miraron confusos– ¡Es una bruja!
Di un paso atrás, mis nervios me traicionaban, el Duque Molinten entró al escenario observándome extrañado– ¿Se puede saber qué está ocurriendo?
Años, llevaba años escondiéndolo, tan solo lo usé una vez para salvarme de la horca…
Agaché mi mirada.
—Me temo que… –apreté los puños, mi mirada se tornó oscura– la fiesta se acabó.
El suelo, las paredes empezaron a agrietarse, cayendo los escombros hacia los invitados.
Gritos, maldiciones, acusaciones…
Nacer con magia no te convertía en una mala persona, pero si ellos así lo veían, así se los demostraría.


Enhorabuena a las tres. Seguid escribiendo siempre.

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